Hola de nuevo. Ayer me ocurrió
algo que hizo que reescriba esta entrada. Fui a comprar y el tendero con poco
ánimo dijo – Hola, que tal.- Con un suspiro (llevo una rachita…) y con la mejor
de mis sonrisas respondí – pues estupendamente, y tu?- Mi respuesta le pilló
tan de sorpresa que levantó la cara con los ojos como platos y dijo casi
gritando – que estupenda actitud, ojala viniese mucha gente así y nos
dirigiésemos unos a otros con una sonrisa, en lugar de con exigencias y
malas maneras, así da gusto-. Fue tan increíble la reacción del chico que me hizo darme cuenta de
que muchas veces un gesto tan sencillo es inmensamente gratificante, tanto para
el que lo da, como para quien lo recibe y de lo fácil que es ser amable y a veces
nos olvidamos.
La cabecera de mi entrada estaba
llena de justificaciones y contaba los motivos de mi ausencia durante estos
meses, pero no merece la pena relatarlos y quizá tampoco sea el lugar para exponerlos, es
mucho mejor presentaros una sonrisa sincera y mirar adelante estando
“estupendamente” y dando gracias por todo lo que tenemos.
Y con este rollo os presento una
receta sencilla, que aunque un poco a destiempo, porque casi ha pasado la temporada,
puede venir muy bien ya que se puede realizar con casi cualquier otra fruta. Se
trata de una ¿mermelada, confitura, compota? de ciruelas. No se muy bien como
llamarlo ya que por más que he buscado definiciones, son tan dispares que sigo
con la misma duda, unas diferencian en función del proceso de la fruta, otras
por la cantidad de azúcar, otras por la cocción… Esta receta lleva mucho menos
azúcar que una mermelada normal y un par de versiones con distintos truquillos
para espesar, ya que al no llevar tanto azúcar, queda un poquito líquida.
Espero que os guste la receta y
el rencuentro.
Un abrazo.
Ana
Receta de mermelada de ciruelas
rojas